sábado, 28 de junio de 2014

Mamá y Papá ya controlan

            Mamá lo controla todo, desde que su hijo es pequeño, es un sentido innato en la mujer, sobre todo con sus cachorros, decide cada paso que el niño debe tomar, mamá coordina y organiza la vida de su bebé, y está claro que debe ser así, al menos al principio de su vida. Lo que ocurre es que no siempre debe ser así, el bebé crece, madura, empieza a hablar y empieza a tener sus propios gustos. El reconocer eso como madre es difícil, muy difícil, porque una madre siempre piensa que sabe qué es lo mejor para su hijo/a, nos creemos Dios como madres, sabiendo cuales son las necesidades de nuestros hijos. Y sin embargo, es una gran mentira, porque no podemos saber qué es lo mejor para ellos, incluso aunque lo hagamos con las mejores intenciones del mundo.

            Las madres y los padres por lo general no estamos conformes con nada de lo que hagan nuestros hijos, ni nos gusta que se agobien a actividades, ni nos gusta que no quieran hacer nada, solo nos gusta si ellos hacen exactamente lo que nosotros consideramos que es lo normal o lo mejor para ellos. Y nada más, esta es la lucha constante que tenemos con ellos, por un lado que sean lo que quieran ser y les haga felices, que hagan lo que quieran hacer, que estudien donde quieran y lo que quieran estudiar, decimos con orgullo, pero en realidad es mentira, una gran mentira que decimos con la boca pequeña, para auto-convencernos de que somos buenos padres, aunque el mayor peso suele llevarlo la madre, que insiste en hacer y decir todo lo posible, para conseguir que el niño/a haga lo que deba hacer  (según los propios criterios de la madre o el padre)

            ¿Qué es entonces lo que estamos haciendo con nuestros hijos? Lo primero volverlos locos, porque intentamos descubrir que es lo que más desean hacer en cada momento de su vida, y a la vez, ya les decimos nosotros qué es lo que tienen que hacer, entonces, ¿para qué preguntamos? ¿Para qué les manipulamos? ¿Será que no queremos soltarles las riendas? ¿Qué es lo que estamos haciendo con los hijos? ¿Así son mejores hijos, personas , y a  los ojos de quién?

            Lo que estamos haciendo es controlarlos, manipularlos y enseñarles a que no saben hacer ni decidir nada solos. Si es cierto, que muchas veces sí sabemos que es lo mejor para ellos, no solo eso, sino que sabemos qué es lo que desean realmente, mas ellos no se dan cuenta. Pero no queremos dejarlos decidir ni hacer nada que no nos parezca conveniente. ¿Conveniente para quién? Si no les dejamos parte de libertad, no aprenderán de sus errores, estamos creando hijos que de adultos no sabrán aprender y sí sabrán culpar al resto del mundo de su mala suerte, es más, no los enseñamos a tomar decisiones por sí mismos porque para eso ya decidimos nosotros.

            Empezamos por cosas tan simples como no dejarles hacer los deberes solos, nos sentamos a su lado y les ayudamos y explicamos todo lo que haga falta para que lleven bien sus ejercicios y después se sientan orgullosos de su trabajo, ¿pero cómo se van a sentir orgullosos de un trabajo que no es suyo? Porque no se han esforzado lo más mínimo, no han intentado recordar lo aprendido en el cole, se quedan esperando que nosotros les demos las respuestas y las explicaciones. Es más, llega más allá, ¿para qué van a atender en clase, si luego tengo quién me explique y me diga cómo se hacen los ejercicios? Así estamos creando verdadero inútiles, y personas que dependen de los demás para hacer cualquier cosa, les estamos enseñando que no pueden hacer las cosas solos, que siempre van a necesitar la ayuda de alguien externo a ellos mismos. Después nos preocupamos de por qué los niños no tienen suficiente autoestima, y los apuntamos a talleres de autoestima para que se sientan mejor, no conozco mejor manera de desestabilizarlos. Y ya sé que esto se hace con la mejor intención, y es muy bueno corregir nuestros propios errores, pero si después, seguimos haciendo lo mismo les volvemos a dar las mismas "lecciones".
           
            Mis queridas mamás y mis queridos papás; corten el cordón umbilical, se acabó ya de querer hacer de nuestros hijos niños perfectos, no pueden ser felices si no conocen el fracaso, si no aprenden a superarlo, si no aprenden a gestionar sus emociones, si no hay frustración no pueden aprender a superarse a sí mismos. Todos nos alarmamos de la generación, ni ni, pero vamos a dejar de culpar a los "niños" que ahora son esa generación, y empecemos a observar qué es lo que hicieron sus padres, y a enterarnos de una vez, qué es lo que ha pasado. Es una generación que ha crecido en tiempos de abundancia, tiempos en que papá y mamá están trabajando, y son padres ausentes, padres esforzándose por encontrar un futuro prometedor para sus hijos, y tanto se esforzaron que se olvidaron de estar y de educar a sus hijos. Su propio mal estar personal hizo que quisieran compensar la ausencia con regalos, viajes, compras...niños a los que no les ha faltado de nada, pero que se han acostumbrado a que se lo den todo, no han requerido más esfuerzo que una pequeña rabieta o un par de gritos para obtenerlo, y a veces ni eso, solo han dicho que deseaban tener "algo" para que uno de sus padres ya se lo estuviera comprando. Se lo hemos dado todo, sin esfuerzo, y ahora 20 años después queremos adultos responsables, maduros y que sepan buscarse la vida. ¿No ven que eso es IMPOSIBLE?

            Yo siempre he dicho que los niños son un auténtico reflejo de sus padres, hablan incluso como sus padres, tienen sus gestos, y me inclino más siempre hacia la madre ya que solemos pasar más tiempo con nuestros hijos, y nos involucramos mucho más en su educación y en su bienestar. Observémonos por unos momentos a nosotros mismos, a la educación que hemos recibido, a cómo nos han tratado nuestros padres, y en lo que nos hemos convertido a día de hoy. ¿Crees que eres capaz de buscarte la vida, solucionar tus problemas, y encontrar soluciones? Yo me atrevería a decir que seguro que sí, y si crees que no es así será porque quizás no has tenido la necesidad de hacerlo, pero estoy segura de que podrías hacerlo. Observamos ahora cómo nos educaron nuestros padres, todo eso que pensamos que hicieron mal y por eso intentamos hacer lo contrario con nuestros hijos, todo aquello que creemos nos marcó nuestra vida, todo lo que nos hizo mal, todo lo que creemos que nos faltó o que nos hubiera gustado tener...y después de pensar en eso, date cuenta, de que eso exactamente es lo que te ha hecho un adulto maduro que puede solucionar sus propios problemas y que es capaz de ser feliz con lo que tenga, y no dependes de tener algo más, para sentirte mejor.

            Agradezcamos nuestra educación porque al fin y al cabo, eso es lo que ha hecho de nosotros lo que hoy somos, y con esta reflexión empecemos a observar qué es lo que estamos haciendo con nuestros hijos, y aunque nos encantara hacerles la vida más fácil que la que tuvimos nosotros, no es posible hacerlo, es necesario que aprendan. Yo, hablo de mí, me pasaba las tardes enteras peleando con mi hija sobre hacer los deberes, casi nunca quería hacerlos, hasta que decidí darle la vuelta a la tortilla, y solamente le decía unas dos o tres veces que si ya había hecho los deberes, cuando su respuesta era no le decía; muy bien, pues vas a tener que hacerlos. (Respuesta) No quiero hacerlos. (Yo) Muy bien, haz lo que quieras, tú eliges, pero cada elección conlleva consecuencias, así que  mañana tendrás que explicarle a tu profe por qué no tienes los deberes hechos. Después de esto, había gritos por su parte de disconformidad, y decía que no le importaba que ya se inventaría algo que decir a su profe, a  partir de ahí, yo ya no entraba en la conversación, dejaba que se enrabietara y se solucionara ella sola sus temas de no querer hacer los deberes. Porque este pasaba a ser un tema intrapersonal, es decir, un tema con ella misma, y eso tiene que aprender a solucionarlo sola. Tengo que deciros, que cada día hizo los deberes, y yo no tuve que andar gritando y enfadándome por conseguir que hiciera sus ejercicios.
            Y como en este tema con muchos temas más, cada vez que decide hacer algo y sé que no le va a gustar el resultado se lo explico, cuales son las consecuencias de sus decisiones, tengo que decir que muchas veces hace que no me escucha, y según estoy hablando se pone a gritar o a decir que me calle, yo la verdad, termino de decir lo que estaba diciendo y después para mí se acabó la conversación, si ella quiere seguir hablando, quejándose o diciendo lo mala que soy, ya no tiene que ver conmigo, tiene que ver con sus "temas" y los ha de solucionar ella sola. De esta forma, cada vez que me pregunta que hace sobre algo, me dedico a explicarla cuales son las consecuencias de sus actos, si lo hace así de esta forma qué es lo que le ocurrirá, si lo hace de la otra forma en qué desencadenará la elección.

            Y personalmente me parece una buenísima forma de tratar con los hijos, dejas de ser el responsable de su vida, y ellos empiezan a tomar tanto las riendas de su vida, como la de sus decisiones, dejan de ser títeres en nuestras manos, para ser responsables de sus actos. Y si les sale algo mal, como si les sale algo bien, aprenderán lo primero que ha sido responsabilidad suya, a lo cual deberán gestionar sus emociones y aprender de sus errores y de sus victorias. Así hacemos hijos para saber tomar decisiones y acarrear con las consecuencias, sean estas buenas o malas.

            Cortemos el cordón umbilical amigos, demos a nuestros hijos su espacio, que todo dependerá de la edad de cada hijo claro está, y sobre todo, hay que darles responsabilidades, sin cargas es imposible madurar. Y esto es tan sencillo de entender, como observar nuestro entorno, niños sin responsabilidades ni cargas, hoy no son capaces de llevarlas.....


            Seguimos en contacto, gracias

miércoles, 28 de mayo de 2014

Sanando al niño interior

           Cada día tengo más claro que los hijos han venido a este mundo a enseñarnos lo que no somos capaces de ver, es más, nos hacen ver claramente como está nuestro niño interior. Nos muestran nuestras propias limitaciones, les decimos y muchas veces, hasta gritamos lo que tenemos en nuestro interior, de la misma forma en que tratamos a nuestro niño interior, así correspondemos con nuestros hijos, o con niños a nuestro cargo. Por eso, solemos decir que los niños sacan lo peor de nosotros, y así es, y así debe ser. ¿Qué mejor forma de conocernos interiormente?
            Porque como ya sabemos, nos auto-engañamos con tanta tanta facilidad, que no somos capaces, de vernos tal y como somos en realidad, somos una versión inventada de nosotros mismos, no hacemos las cosas con coherencia, decimos una cosa, hablamos otra y actuamos en otra, y todavía nos creemos fieles a nosotros mismos, fieles a tener una meta en la vida e ir tras ella, y cosas así, ni somos lo que creemos, ni somos lo que pensamos, y ni siquiera lo que sentimos, ya que somos una proyección inventada de nuestro inconsciente que la ha creado para nuestra propia supervivencia, y la ha creado en base a la interpretación que hemos hecho de la realidad.
            Cuando los niños llegan a tu vida, e incluso tus propios hijos, sacan de tu interior toda la mierda que sientes, toda tu frustración, todo aquello que te decían cuando eras pequeño, todo lo que sentiste en tu infancia, y mientras como adulto estás tranquilo, puedes tratarlos todo lo bien que quieras, pero si te llevan al límite de tus nervios, ahí sale un ogro agresivo que sería capaz de devorar al niño, ese ogro agresivo es tu propio niño interior que grita, que llora, que está triste, abandonado y desesperado. Es tu niño interior que en algunos eventos de tu infancia, se quedó atrapado y nunca salió de allí, esto se quedó grabado en tu inconsciente, y ese niño no encontró el consuelo, el apoyo o el abrazo que necesitó. Y aunque como adulto y con todo tu consciente entiendas perfectamente que es lo que pasó en ese momento, tu inconsciente no entiende de razones, y sigue atascado en esos programas que se te grabaron sin querer.
            Por lo tanto, cada vez que cualquier otra circunstancia te haga sentir exactamente igual, a cómo te sentiste en aquella ocasión donde siendo niño te quedaste dolido y sin entender que pasaba, tu "programa" vuelve a encenderse y te vuelves a sentir igual, y no importa si los eventos o situaciones no son las mismas, aquí lo que cuentan son las emociones. Los niños son nuestros mejores maestros, nos enseñan donde están nuestras impotencias, nuestros propios límites, nos enseñan qué es lo que nos decimos antes situaciones de estrés o miedo, o impotencia, porque es exactamente lo mismo que les decimos a nuestros niños cuando nos llevan al límite y no conseguimos hacernos con ellos. Al igual, que cuando los vemos frustrados, esas mismas palabras con las que intentamos animarlos, son las que nos decimos nosotros en nuestro interior antes las frustraciones propias. Por eso es tan interesante escucharnos, sabremos la realidad de lo que pensamos, y marcamos ahí nuestras propias limitaciones.
            He estado en una Escuela para Madres y Padres, hoy fue la última clase, y he de decir que me ha encantado porque he aprendido y entendido muchas cosas, también tengo que decir que de todo lo que se hablaba yo aprovechaba a usarlo en el momento actual conmigo y con mi vida. Es decir, ya que tengo tan vívidas las imágenes de mi infancia, aprovechaba para hablarme a mí misma. Por ejemplo, si hablaban de niños/as de 9/10 años y exponían las características de esas edades, yo iba viendo mi vida en mis recuerdos sobre esas edades, lo que sentía, lo que pasaba en mi vida, lo que pensaba, de esta forma he podido conectarme con mi yo interior, y entenderme mucho mejor. Igual cuando hablaban por edades, como de circunstancias, y he decir que me siento distinta a cuando empecé el curso, he trabajado conmigo y mi niña interior, y estoy convencida de que solo de esta forma podré ayudar a mis hijas, cambiando yo y mi percepción del mundo, porque si yo encuentro las palabras con las que hablar con mi niña interior en ciertos momentos de mi vida, si no soy capaz de calmarla, entenderla y sobre todo no culpabilizarla, no sabré lo que como madre tendré que hacer en cada momento, evento, o agobio de mis hijas.
            Es muy interesante cuando empiezas a escuchar lo que dices a tus hijos, como he dicho antes en momentos al límite, porque debes escucharte, analizarte y empezar a trabajar en ti, si eliminas tus propios traumas infantiles, dejarás de proyectarlos en tus hijos, y de esa forma les harás libres a ellos al igual que lo haces contigo. Es también difícil, escucharte como te hablas y lo que te dices a través de ellos, al principio no es fácil, empiezas a decirte que eso es mentira, que lo único que haces es, sin querer, repetir lo que a ti te decían de pequeño, y justificarás con miles de palabras, pero ya te digo yo y te advierto que no es solo así, si hablas así, así te hablas tú.
            Empecemos sanando a ese niño interior, vamos a escuchar qué tiene que decir, y por qué está gritando ante el dolor, el miedo, la angustia, de desesperación...etc...
            Después poco a poco, vamos a ir corrigiendo, explicando y modificando ese dolor o penar tan hondo que nos frena a la hora de ser completos y felices.
            Por eso, todos los niños vienen a enseñarnos, aprendamos!

Namasté

miércoles, 21 de mayo de 2014

Y yo con estas prisas...aaahh!!!!!


            Caminamos como locos y no nos damos cuenta de que estamos vivos, de que necesitamos respirar, parar, sonreír, divertirnos y amar. Nos hemos convertido, sin querer, en padres ausentes y agobiados por el tiempo, he observado que hasta la mujer que no trabaja fuera de casa, anda todo el día corriendo de un lado a otro, sin parar de hacer cosas y claro, muy estresada con todo. No os quiero ni contar, porque además ya lo habréis visto, la mujer que trabaja fuera de casa, además del trabajo que ya implica su casa en sí, y hablo de las mujeres nada más porque somos propensas a querer ocuparnos de todo todo todo, pero entiendo también, el estrés que puede llegar a sufrir un padre que trabaja fuera de casa. La verdad, es que tenemos estrés por todo, el que trabaja fuera de casa, el que no trabaja, el que trabaja poco tiempo y por lo tanto gana poco, el que trabaja mucho tiempo fuera de casa y ni gana quizás lo suficiente, y anda gastando energías y fuerzas lejos de su hogar...

            La cuestión es que mires por donde mires, hay estrés, nervios, prisas, agobios, afán de superación que provoca más impotencia si cabe. Y ni aprendemos a gestionar el estrés, ni conseguimos tener un día tranquilo, da igual si hay colegio, o no, o si es fiesta, o si son vacaciones, no encontramos la tranquilidad ni la paz en ningún instante. Porque si no es por uno de nuestros hijos es por dos o más, si no es por la abuela pesada, si no por los otros niños del parque y sus respectivas madres....siempre hay motivos para el mal estar, las prisas, el agobio, el no parar, y sobre todo, jamás hay motivos para parar y relajarse. Con lo cual, esto implica que tampoco hay tiempo para realmente estar con nuestros hijos, no vivimos el momento presente, andamos pensando, por ejemplo, a la hora que tenemos que volver a casa, a qué hora preparar los baños, a qué hora tienen que cenar, a qué hora los deberes, cuánto tiempo se puede estar en el parque....organizamos nuestra vida al milímetro para poder "aprovechar al máximo el tiempo" ¿De verdad cree alguien que estamos aprovechando el tiempo? ¿De verdad cree alguien que se puede vivir así durante mucho tiempo sin que haya consecuencias?

            Si tú, como padre o como madre, andas estresada/o, cansada/o, a veces hasta histérica/o, y vives al filo de tu vida, ¿cómo crees que están viviendo tus hijos esa situación? ¿Crees que ellos no se dan cuenta de lo que pasa? ¿O tú no te das cuenta de lo que les pasa? ¿Ya han empezado a ponerse horarios ellos solos, para jugar, para estudiar, para reír, para soñar??? Vamos a ver, una cosa es organizarse la vida, y el tiempo, para poder cubrir las necesidades de cada día. Otra distinta es "agobiarse" para poder cubrir tooodaass las obligaciones que nos hemos impuesto y que hemos impuesto a nuestros hijos, y que nadie me venga con eso de que; es que el niño se quería apuntar a todas esas clases, o es que es muy importante para su educación y cuanto más sepa más exitoso será. Que a nadie se le ocurra contarme eso, porque conmigo no va, tú como madre, tú como padre, dices cuanto y dices cuando se dan, se hacen o se organizan todas las cosas que los niños quieren hacer porque les gusta. Tú y solo tú, no ellos. Todo aprendizaje tiene un ritmo y un momento en la vida, es como querer que el niño de primero de Primaria aprenda a multiplicar o dividir, sería de locos.

            ¿Cómo gestionar los padres el estrés de vida? ¿Qué hacemos si realmente pensamos que no tenemos tiempo de nada y que se nos va la vida sin hacer todo lo que deberíamos hacer? Yo daría varios pasos, a lo mejor, alguno os viene bien.

Un Paso; aprender a respirar tranquilamente y profundamente al levantarse por la mañana, por ejemplo, aunque se podría hacer perfectamente en cualquier momento del día, durante unos minutos, quizás empezando con uno o dos, porque vivimos tan a tope que nada más levantarnos seguro que a más de una/o solo de pensar en todo lo que tiene que hacer ya se le acelera un poquito el corazón y la respiración. Quizás nada más despertar y al sentarse en la cama para levantarse, parar unos segundos e inspirar todo lo profundo que puedas, para expirar de nuevo, y hacer un pequeño baile/juego con el aire y el oxígeno. Confirmo y os aseguro (aunque ya lo sabréis) que el oxigenar el cuerpo y la sangre hace que todo el organismo ralentice  y se relaje, nada mejor para empezar el día, o tomarse unos minutos en cualquier momento del día, y oxigenarse y vivir el momento, mientras tomas tu respiración, solo existe ese momento, tú, el aire, el oxígeno, y tu corazón sonando.
Otro Paso; las prisas. ¿De verdad tenemos tantas prisas o es costumbre? Porque yo aseguro que es costumbre, solo justificaría prisas si has de llegar a algún sitio a una hora determinada y ves que no te da tiempo a llegar a tu hora, y aún así, si llegar tarde tampoco se acaba el mundo. Todo lo demás, todas esas prisas, todo ese corre corre, es totalmente ficticio e imaginario. No hay más que fijarse en cómo nos detenemos antes una llamada de teléfono, un mensaje de wasap, un encuentro casual donde nos paramos a saludar...y montones de parones más que hacemos en medio de esa prisa. Luego eso de que tenemos prisa, no es tanto como decimos, solo es una excusa para intentar ganar al tiempo, y no lo vamos a ganar nunca, porque esto no es una competición. Así que, qué tal si la próxima vez, que andas como loca/o y llevando a tus hijos "arrastras" para que sigan tu ritmo, no te paras un momento y piensas, ¿de verdad tengo tanta prisa? ¿De verdad es tan importante andar gritando a los niños para que vayan a mi ritmo? ¿A dónde quiero llegar con esta actitud? ¿Qué ganancia estoy consiguiendo al hacer las cosas con tanta prisa y estrés? ¿Tengo algo que demostrar a alguien? ¿Que soy la madre/padre perfecta/o?



            Cuidado con el ego, que nos manipula y nos hace creíble lo in-creíble (jajajaja, esto me ha sonado a chiste) no contestes con aires de saberlo todo cuando te preguntes, mejor tomate unas respiraciones y después te contestas, te escuchas y te analizas. Este es un gran paso para conocer la causa o razón del verdadero estrés que gobierna nuestra vida, el analizarse uno personalmente.


Os dejo con esto, pensad un poquito, analizar las verdaderas razones que os llevan a vivir en el estrés constante y la ansiedad de no llegar, y así, conociéndonos y tomando consciencia de nosotros mismos, podremos hacer las cosas de forma diferente, siendo beneficiosas para nosotros mismos y para nuestros hijos.

Dame unas respiraciones profundas, y pasa a pensar en ti....

Te espero pronto..!

lunes, 19 de mayo de 2014

Carta de Presentación


         Lo que somos hoy es el resultado total de nuestras vivencias y en los contrastes de la vida hemos aprendido que es lo que queremos, y que es lo que no queremos, tanto en hacer como tener. Aprender es vivir y nos queda la lección más importante, vivir con lo aprendido. Ser uno con lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos. Si conseguimos hacer esto estaremos en el camino de la felicidad, no se trata de ser unos egoístas sin corazón, se trata de hacer exactamente lo que deseamos a pesar de las ideas y creencias de los demás, e incluso las nuestras propias. 

        Hoy quiero hablar de mí, de quien soy, de que hago aquí, de por qué escribo esto, y de por qué para mí lo más importante es la educación y las enseñanzas que damos a los niños. Esta es mi carta de presentación; o mi currículum, según se mire...


        A través de la Programación Neurolingüística he aprendido la importancia de la infancia, no solo eso, si no que va más allá, es la importancia desde que estás en el vientre de tu madre, y cómo te afecta todo lo que a ella le afecta, ya que sus emociones y sus pensamientos, sus circunstancias se graban en ti, a nivel inconsciente programas que se quedarán ahí para siempre, y siempre que en tu vida ocurran situaciones que te generen las mismas emociones que sentiste en el vientre de tu madre, saltarán esos programas inconscientes. ¿Hasta qué forma pueden afectar en tu vida esos programas? Pueden guiarte a través de toda tu vida, y hacerte vivir una y otra vez las mismas emociones y las mismas situaciones, aunque quizás con personas distintas, sin poder saber salir de esas situaciones repetitivas.


        Pueden ser esas cosas que dices que "siempre" te pasan, que siempre te ocurre igual...que siempre te encuentras con el mismo tipo de personas, parejas, jefes, trabajos....etc. Pero no solo esos programas se graban en el vientre de nuestra madre, después viene la infancia y la adolescencia. Debido a que este tipo de información no ha sido tan cercana hasta hace unos años, hemos vivido en la ignorancia de muchas cosas, hemos sido programados con el falso miedo al fracaso y el falso amor a la seguridad.

     Mi madre siempre dijo que yo no debía haber nacido, que fui un error, que fui un permiso de la mili (aunque suene a chiste, el programa que se me grabó en la mente fue; tú no tenías que haber nacido, no tienes derecho a vivir) esta historia en casa, provocaba muchas risas y burlas entre mis padres y mi hermana, que para mi inconsciente, ya que no tiene sentido del humor, lo único que adsorbía era el refuerzo para ese programa ya instalado con anterioridad. Y empezando con este programa, que para mí ha sido uno de los más han marcado mi vida, ocurren otros mil más, unos que me han servido para ser quien soy y como soy, para superar cada obstáculo que se ha puesto delante de mí en la vida, y me ha hecho vencer ante lo más grande. Y sin embargo, por otro lado, tengo otros miles de programas que me han bloqueado una y otra vez para avanzar en la vida a ser y tener lo que yo deseara.

     Ahora que he aprendido a modificar estos programas, a localizarlos primero para después instalar programas nuevos y renovados, me doy cuenta de la importancia de la infancia, de las palabras de nuestros padres, nuestros familiares, nuestros vecinos, etc. Las palabras de nuestro entorno que marcan nuestra vida, y crean nuestras creencias que después son las que rigen nuestras decisiones. Por eso, el poner tanto interés en la educación, en las formas, y en tener mucho cuidado con lo que decimos a nuestros niños, no solo lo que decimos, lo que hacemos. La mejor forma de poder organizar todo eso, es si nosotros damos el paso de pensar diferente, dar el paso a eliminar nuestros propios virus mentales para no traspasarlo a nuestros niños. Al contrario, darles siempre los recursos para romper sus propias limitaciones, enseñarles que en la vida no hay acción sin consecuencia, pero más que enseñarles y decirles, haced que lo experimenten, no podemos darles todo hecho, así no es fácil aprender, si seguimos haciendo que hagan todas sus obligaciones, si nos encargamos nosotros de que las cumplan, ¿qué van a aprender? ¿Qué programas de superación y esfuerzo les estamos dejando? Creo que cae de su propio peso, y  espero que a nadie más se le ocurra decir que no entiende como hay tantos jóvenes ni ni ni, (ni estudian, ni trabajan, ni quieren) Tampoco podemos enseñarles sus torpezas, gritándoles para que se las quiten, no podemos tener hijos torpes ¡por dios!, que vergüenza nos harían pasar, ¿verdad?. Cuando hablo de gritar no tiene por qué ser en sentido literal, pero por favor, dejemos de decir una y otra vez a los niños, qué es lo que hacen mal, dejemos de señalar con el dedo para burlarnos o criticarlos. Hay muchas mejores formas de enseñar y hacer que superen sus propias limitaciones.


        Mi infancia para mí fue muy importante, sin saber por qué, siempre está muy viva en mi mente y en mis recuerdos, y si alguna vez me paro a recordar, recuerdo cada sensación, momento y lugar donde ocurrió, tal vez con demasiada memoria. Que tal vez ni siquiera sea lo que realmente pasara, pero si es lo que en mi mente se ha quedado grabado. Y por fin entiendo la razón de que lo recuerde tan bien, sé que mi mente quiere que consiga eliminar de mí todas aquellas emociones rotas y sentimientos que me han bloqueado a través de la vida. Y a la viceversa también, me recuerda donde tenía los recursos necesarios, para avanzar y no parar ante nada. Y he aprendido a entender, que los padres jamás desean ningún mal a ningún hijo, simplemente intentan hacer de ti una versión mejorada de sí mismos, para que no te pase nada malo, sin darse cuenta quizás que ni eran las formas, ni eran las intenciones las apropiadas. Pero esto es in-culpable, nosotros también tenemos las mejores intenciones con  nuestros niños y no siempre lo hacemos bien, al menos, directamente dirigido hacia sus propias necesidades o carencias.  

        Esto me ha llevado a sanar a mi niña interior, la cuido, la adoro, la explico, la hablo y la subo a un pedestal cuando se siente triste o abandonada. De ahí, que todo mi ser me grite que debo contar como me siento, como he cambiado, y quisiera decirle a todo el mundo lo importante que es, lo primero, cuidar de su niño interior, sanarlo y adorarlo o regañarlo cuando proceda, (porque como niño a veces es caprichoso), al igual que veo la importancia en el niño interior, veo mucha más importancia en cuidar a los niños, en hablarles, enseñarles, amarles, dejarles crecer, enseñarles a tomar decisiones, y hay tantas y tantas cosas que quiero contar, y que claro, a mí personalmente me resultan muy interesantes, que ya no puedo callar, necesito hablar y contar desde mi niña interior y desde mi yo adulto, la importancia de lo que hacemos, hablamos y enseñamos como adultos.

        Por eso mi Patri pequeña y yo misma en este instante, os deseamos lo mejor del mundo, y no sé si habrá más o menos gente a quién le interese lo que hablo y todo lo que me queda por decir, pero sentimos la necesidad imperiosa de contarlo, decirlo, soltarlo....y lo demás que sea lo que Dios (Universo, Fuerza Mayor...) quiera.

        Por un mundo sin culpa...!

domingo, 11 de mayo de 2014

Responsabilidad de los Padres

          Siempre deseamos lo mejor para nuestros hijos, siempre, incluso a veces el deseo es tan grande que nos queremos ocupar absolutamente de todas las decisiones  que deban tomar y de todas las acciones que tengan que hacer nuestros niños, porque esperamos que sean personas de éxito, y al lado de nuestros niños nos vemos experimentamos en la vida, por lo tanto, no dudamos ni por un momento que sabemos qué es lo mejor para ellos, y creemos que sabemos que es lo que desean ser y hacer.  Con lo cual no les dejamos espacio para pensar o para actuar, y con todo nuestro amor los anulamos como seres independientes. También creemos saber perfectamente cómo deben hacer las cosas, así es como nos empeñamos en moldearlos a nuestra imagen y semejanza para que no cometan nuestros mismos errores, y sean mejores  que nosotros mismos, pero ¿quién dijo que iban a cometer nuestros mismos errores? ¿Quién dijo que la forma de hacer las cosas bien "solo" las sabemos los padres? ¿O es que tus propios padres han sabido en todo momento cuales eran tus necesidades, tus inquietudes y la mejor forma de hacer las cosas? Ni que fueran la wikipedia...jejejejeje


            Afortunadamente esto no es así, por eso, los jóvenes cambian el mundo y su rumbo. Es nuestro deber fomentar los cambios y abrirse a nuevas ideas.

            Cargamos sobre nuestros hijos la responsabilidad de ser mejores que nosotros mismos, no les permitimos equivocarse (bueno que realmente no es que se equivoquen, es que no hacen las cosas como nosotros decimos que hay hacerlas) y así no les permitimos equivocarse, entonces ¿cómo esperamos que aprendan? Si les damos todo hecho, pensado y decidido, ¿cómo queremos después que tomen una decisión lógica y congruente? Si no les hemos enseñado a pensar, a aprender de los errores, a aprender de los éxitos, no solo eso, les hemos obligado (de alguna forma) a que sean, actúen y piensen como es nuestro deseo, con la única finalidad de que nos complazcan, y estamos constantemente pendientes de ellos y ellos de nosotros, atrapados todos en un círculo nada sano, donde ninguna de las partes es libre y ni mucho menos feliz.

            Una cosa muy clara voy a decir, y pensadla bien después de que vuestro ego haya saltado como un resorte dando una contestación totalmente ilógica; educamos y manejamos a nuestros hijos con el único propósito de que nos satisfagan (si si a nosotros mismos) por sus acciones, decisiones y formas de hacer las cosas. El ego se encarga de todo esto, y nos dice cosas como "que es por su bien", "es que tiene que aprender", "es que lo que digo yo es la forma correcta de hacer las cosas". Otra vez extra limitándonos a nosotros y a nuestros hijos, ¿cómo puedes tú padre o madre saber exactamente la forma perfecta de hacer las cosas? Si no damos espacio a que hagan y aprendan, entonces esperemos tan solo hijos obedientes a la autoridad, y creo que hoy más que nunca está claro que eso no es nada bueno, lo de no poder ir en contra de la autoridad si no estás de acuerdo.

             Pero claro, nos han enseñado no solo el respeto a los padres, también el miedo a no obedecer por las consecuencias, miedo a ir en contra de tus padres por temor al castigo, hoy más que nunca se necesita una revolución, se necesita que la gente no solo diga que el mundo está muy mal, necesitamos valientes que se alcen a cambiar las formas....y solo encontramos gente quejándose y llorando, y que no son capaces de dar un paso al frente y defender sus derechos, y todavía nos preguntamos ¿por qué nadie hace nada? ¿De verdad todavía te lo preguntas?

            La educación y las enseñanzas que damos en casa no valen "solo" para casa, te marcarán por el resto de tu vida, marcarán tus decisiones, marcarán el tipo de pareja que vas a elegir, marcarán lo que vas a estudiar y en qué vas a trabajar, tu vida en casa marcará la suerte que tendrás en un trabajo, a fin de cuentas, marcará todos los aspectos de tu vida. Si has vivido en una casa donde te han dicho constantemente qué hacer y qué decir, se te ha anulado de tal forma que no eres capaz de tomar decisiones por ti mismo, para todo tienes dudas y necesitas que alguien te diga cuál es tu camino. De hecho, en algunas ocasiones ni siquiera eres capaz de saber qué es exactamente lo que quieres en tu vida, simplemente te conformas con sobrevivir, y esto es muy triste amigos.

            Y sin embargo, y con todo el amor que nos  tienen nuestros padres y sus mejores deseos de darnos "todo" lo que ellos no tuvieron, y de hacernos hijos perfectos, se equivocaron, y sin darnos ni cuenta, estamos haciendo exactamente lo mismo, quizás con otras formas, quizás en otros sentidos, pero exactamente lo mismo. Y siempre es por amor, los motivos son buenos y maravillosos, pero nos equivocamos en las formas.

            Así que es tiempo de cambiar, pensar con claridad, parad un momento en vuestras vidas, y analizar un poco el niño interior que vive en vosotros y sigue esperando la aprobación o el castigo de papá y mamá. Cada uno sabe qué ha vivido, cómo lo ha sentido, que ha oído, y si prestamos atención a ese pequeñín nos dirá cómo hacerlo bien, nos dirá tantas cosas, entenderemos las cosas que hacemos en la vida, las decisiones que tomamos, y una vez que le demos atención a ese mini yo, debemos conectar con él para aprender y modificar nuestras actitudes en relación con nuestros hijos.

            No se trata de tener hijos perfectos, ni de ser padres perfectos, eso ni existe ni debe existir, hay que darle a la vida un poco de caos y salirse de los patrones establecidos, porque si no, no podremos hacer un mundo mejor. Se trata de permitirnos ser más de lo que ya somos, sobretodo como padres, se trata de observar a nuestros hijos, pero no a los hijos que deseamos que lleguen a ser, hay que observar los hijos que ya tenemos, ver que son perfectos en todo su esplendor, y sujetar nuestro ego para permitirles actuar, pensar y decidir.

            Yo voy a hablar por mí, de un tiempo a esta parte estoy trabajando mucho con mi niña Merian (8 años), he dejado de insistir miles de veces en que haga los deberes, o en que se vista, o en que coma...etc, porque eso no funciona, todos lo sabemos, puedes insistir millones de veces en una misma cosa y hacerlo cada día, todos los días, eso es agotador para el niño y sobre todo para los padres, además de generar mucho estrés para todos, así que le di la vuelta a eso, empecé a decirla que cada acción y cada decisión conlleva consecuencias, y que ella es libre de elegir lo que va a hacer, y yo voy a respetar su decisión, pero que tenga en cuenta que después de su decisión vendrán consecuencias, que le gusten o no, será responsabilidad suya porque ella así lo decidió. Esto lo hago para que observe que es dueña y señora de sus decisiones y sus consecuencias, que mamá y papá están aquí, pero no debe estar esperando mi aprobación o mi castigo, porque lo que haga es suyo, no mío. Así que cuando le digo que le toca hacer (comer, vestirse, peinarse...etc) también le digo las consecuencias de no hacerlo, si veo que hace falta decirlo, pero la verdad es que cada vez menos veces tengo que decir que ocurrirá si no lo hace.

            Y es duro, verlos así crecer y desarrollarse porque parece que "ya no te necesitan", de hecho, a veces me parece que Merian va muy rápido porque incluso me habla y se comporta como si fuera una adolescente, pero no lo es, y la verdad me descuadra un poco, pero la edad no marca la personalidad, así que hay que dejarla que madure a su ritmo.


            Cada uno de nosotros, tenemos la clave y las formas de educar a nuestros hijos, tan solo, hay que escuchar primero a nuestro niño interior, después analizar las situaciones diarias, después descubrir que es lo que nos falta o que es lo que nos sobra en la educación de nuestros hijos.

            Os espero pronto por aquí ;-)  Seguiremos hablando

miércoles, 7 de mayo de 2014

Yo sé perfectamente como es mi hijo/a

             Frase común: "Si yo sé como es mi hijo/a, perfectamente y ya te digo yo que eso no ha podido decirlo/hacerlo mi hijo/a".

            Abandonemos este comportamiento limitante, no podemos juzgar a nuestros hijos y a nadie por lo que nosotros pensamos. Estamos en constante movimiento y en constante aprendizaje, ni si quiera nos conocemos a nosotros mismos, muchas veces hacemos o decimos cosas que nos sorprenden, ¿cómo vamos a saber lo que nuestro hijo/a es capaz de pensar, hacer o decir? Además de que con este tipo de frases lo único que hacemos es limitar a nuestros hijos con nuestra percepción de la realidad, y después no son capaces de salirse del rol en el que les hemos metido, porque sería como traicionar a papá o a mamá.

            Es exactamente lo mismo que nos ocurre a nosotros de adultos, llevamos grabado a fuego todo lo que oímos y nos dijeron que éramos siendo pequeños, y ahora solo somos capaces de vernos en ese mismo papel una y otra vez. Y parece que no seamos capaces de salir de ahí, incluso cuando decidimos salir de todo lo que nos han dicho que éramos, nos sentimos como si estuviéramos haciendo algo malo.

            Estoy segura de que ninguno de nosotros desea eso para sus hijos/as, al igual que sé que lo hacemos de forma inconsciente, yo me he sorprendido muchas veces cuando mi hija mayor me dice en alguna ocasión que no le gusta "algo" de lo que he dicho o hecho con respecto a ella, porque en cuanto he analizado lo que acabo de hacer o decir, encuentro que es exactamente lo mismo que me hacía mi madre y a mí me repateaba las tripas, e intento corregirlo, como sé que repetir los patrones de mis padres lo hago de forma "inconsciente".

            No repitamos el mismo error de no ser capaces de ver más allá de nosotros mismos, dejemos que se expresen y saquen de su interior todo aquello que está naciendo y debe ser canalizado. Vamos a inculcar en nuestros hijos el valor de decidir de forma distinta, pensar cosas nuevas y actuar de formas distintas, porque hasta cuando se equivocan están aprendiendo, deben aprender a saber qué les puede ir bien en la vida y qué les puede ir mal, no hace falta que lleguemos nosotros a explicarles todo para que no cometan nuestros mismos errores, porque seguramente serán distintos y si son iguales, tal vez, y por sorprendente que parezca ellos pueden llegar a obtener una solución distinta a la nuestra, y mucho mejor de lo que nosotros podemos hacer a día de hoy. No porque seamos más adultos, y hallamos vivido más, tenemos la razón en todo y la mejor solución para todo.


            Absolutamente todos los seres humanos estamos aquí para aprender y re-aprender, dejemos que lleguen nuevas ideas y nuevas formas, está claro que las que hemos llevado a cabo hasta ahora, no han sido precisamente las mejores. 

Todo se puede mejorar.

lunes, 5 de mayo de 2014

Cuando y cómo decimos las palabras

     Ayer por la mañana estaba en el parque de al lado de mi casa, un padre estaba allí con su hijo de aproximadamente 4 años, todo iba bastante bien, recorriendo el parque y jugando mientras el padre andaba cerca de su hijo. En una ocasión el niño se tiró por el tobogán sin ningún problema, después volvió a querer tirarse de nuevo por el tobogán, pero por alguna extraña razón, esta vez le daba miedo tirarse, así que pidió la ayuda de su padre, su padre todo bondadoso le ayuda a bajar por el tobogán a la vez que le dice que es "un cagoncillo" (palabras textuales) y se lo dice mientras se medio ríe.

     ¿Qué le ha enseñado este padre a su hijo? Analizo esto porque me parece muy importante, ya que usamos palabras de forma habitual, con nuestros hijos que hacen mella en ellos y en su futuro, y ni siquiera nos damos cuenta. Este padre y en esta circunstancia a la que no le dio ninguna importancia (a simple visto no la tiene) le acaba de enseñar a su hijo que es un miedica, y que el día que tenga que tomar una decisión en su vida, sea ésta importante o no, y sienta miedo ante la duda de su decisión, su "programa" inconsciente saltará y le hará sentir que él solo no puede tomar una decisión (ya lo decía mi padre, le dirá el inconsciente) entonces se sentirá perdido y a la deriva esperando a que otra persona le de el empujón que necesita, y lo necesita, necesita a alguien externo que le de la mano y lo tire hacia bajo en el tobogán. 

     Este es un gran error, nadie externo a ti puede saber que es lo mejor para ti y tu vida, (ni siquiera tus padres por mucho que te quieran), tenemos que inculcar en nuestros hijos la valentía y la seguridad de que conseguirán todo aquello que se proponen. 



     ¿Cómo cambiamos esta situación? ¿Cómo se debería actuar? Bueno, es fácil, simplemente hay que animar al niño a que sea valiente y baje solo, recordarle que acaba de hacerlo y todo ha salido bien, también se le puede asegurar que se le va a vigilar para que todo salga bien, que no está solo, que siempre estaremos a su lado apoyándolo, y si aún así no se siente seguro de bajar el tobogán, incluso si se quiere bajar por las escaleras no hay ningún problema, no pasa nada, y si decide bajar con ayuda por el tobogán entonces se le puede tranquilizar, y decirle que esta vez le vamos a ayudar para que tome seguridad en sí mismo y en el tobogán, y seguro que la próxima vez que se tire, ya podrá hacerlo solo. 

     Explicarles en todo momento que ya son valientes, y si tienen miedo a realizar alguna cosa, tal vez deban esperar a hacerla en otro momento que se sientan más seguros, y mientras tanto, nada de agobios.

     Jamás decirle a un niño/a que es tonto porque ha tropezado, o llora porque no le ha salido bien algo, o porque recuerda que tuvo miedo y se pone triste. Programamos constantemente, y a través de las emociones y las palabras, queridos amigos míos, cuidado, mucho cuidado en las palabras y en cuando y cómo las decimos.

     Seguiré hablando de esto siempre, hay cosas muy importantes a las que no les estamos prestando atención.

     Patricia